21 junio 2017

Los Mayores mitos del sueño infantil



El sueño infantil es un tema que en la sociedad occidental está cargado de expectativas irreales.  La literatura puede ser hoy por hoy más extensa pero ciertamente llena de mitos y cargados de creencias personales con baja información certera de estudios científicos acerca de la realidad del sueño infantil. Nos preparemos o no durante el embarazo para saber lo que nos espera en cuanto al sueño de nuestros hijos, lo cierto es que no sabemos bien cómo es que se irá regulando de a poco el dormir de mi bebé a medida que crece y cómo también lidiar con el cansancio, la lactancia, las nuevas rutinas y un largo etcétera.

Hace 200 años aproximadamente que los bebés han empezado a dormir solos en sus cunas y/o en lejos de sus papás, en otros dormitorios. Son sólo 200 años versus  4 millones de años desde que el hombre comenzó a caminar erguido en lo que nos separó de los chimpancés (junto con otros temas por cierto).  En estos 200 años se han planteado un sinfín de propuestas para el sueño infantil basadas en un tema cultural, no de evolución humana (esto es grave) y en cero evidencia científica y sociológica, que han puesto a muchos bebés y familias en peligro de extinción de la naturaleza más primitiva de la raza humana y animal… la intuición y el instinto de supervivencia.

Es importante entonces, estar informados de lo que realmente se tienen estudios y de lo que evolutivamente como raza humana necesitamos para un desarrollo mental/emocional y físico realmente óptimo, lo que actualmente en la cultura occidental, implique dejar ciertas costumbres de lado y dar rienda suelta al cerebro mamífero que llevamos dentro.


Ayer y hoy la exterogestación es tremendamente beneficiosa a nivel emocional y de desarrollo neurológico





En éste artículo analizaremos los 2 principales mitos del sueño infantil que hoy en día se pueden leer en artículos, revistas e internet:

1. A los niños hay que “entrenarlos” para dormir, ya que no saben e incluso te manipulan: 

Los bebés humanos nacen inmaduros, más que cualquier otro mamífero, su cerebro al momento de nacer está a su 20%. Esto debido a la necesidad de que la cabeza pueda pasar por el canal vaginal. “Un bebé tiene en promedio 100.000 millones de neuronas, pero pocas conexiones neuronales. Éstas se irán multiplicando a medida que el niño crece, mediante la estimulación ambiental, sensorial, cognitiva y del movimiento.  A los cuatro años puede llegar a un máximo de 1000 billones de conexiones neuronales”.[i]

Entendiendo esta información evolutiva, es imposible que a un niño se le pueda exigir habilidades neuronales no desarrolladas todavía para adaptarse arbitrariamente a costumbres culturales sin ningún asidero sociobiológico que lo sustente. Los bebés NO poseen la capacidad neuronal para comprender ni menos adquirir de buenas a primeras una forma de dormir que es ANTI-EVOLUTIVA. Esto porque para nosotros como especie, es vital el cuidado absoluto del bebé para su supervivencia, esto sobretodo de noche y al dormir ya que filogenéticamente existe en nuestra memoria de millones de años, la vivencia de amenaza de muerte por parte de depredadores que se activa en niños Y ADULTOS durante toda la vida.

Un claro ejemplo de esto son los despertares nocturnos. Tanto bebés como adultos tenemos despertares nocturnos. Ellos son nuestro principal mecanismo de defensa ante una posible amenaza depredadora mientras dormimos y estamos desconectados y vulnerables. Recordemos que como raza humana llevamos existiendo 4 millones de años y esa memoria, esa impronta NO SE BORRA NI SE ENTRENA. Pueden confirmar esta premisa adquiriendo aplicaciones en el celular que detectan los despertares nocturnos y miden la calidad de sueño. Pruébenlo y compruébenlo. Ahora, ¿Cuál es la diferencia con los bebés? Que nosotros adultos, hemos adquirido a través del desarrollo cerebral de los años las habilidades para no despertarnos totalmente en cada despertar nocturno  y podemos volver a dormir fácilmente. Los bebés que han pasado 9 meses dentro del útero materno sin ningún tipo de amenaza depredadora, no tienen la capacidad de regularse emocionalmente y por lo tanto requieren de mamá u adulto significativo para hacerle SENTIR a través del contacto FÍSICO y emocional que está A SALVO. Los métodos de entrenamiento EVITAN el contacto físico, privan totalmente la sensación de seguridad del bebé y niegan la evolución humana de supervivencia, orientando el resultado a una cuestión social conveniente para fomentar la sumisión y dependencia de los seres humanos a los cánones sociales y moldear futuros adultos más manejables para la sociedad. La cultura del miedo y de la necesidad de aprobación social no está a la vuelta de la esquina. Está pasando aquí y ahora y se desarrolla desde estos actos antievolutivos apenas nacidos.


Los niños si saben dormir. Saben perfectamente y mejor que nosotros los ritmos de su cuerpo. Sin embargo nuestra misión es ayudarles a ese confort, proporcionando calor, contención y ciertas rutinas que ayuden a aclimatarse a la vida extrauterina. Ése es el punto. Estudios demuestran que el periodo evolutivo del sueño infantil hasta llegar a un sueño parecido al de adulto toma desde recién nacido hasta aprox 6 a 7 años de edad para su total maduración. Acompañar informadamente las etapas del sueño infantil es parte de la responsabilidad implícita de la ma/paternidad y no un mero tema de moda de crianza. Cuando nos informamos del desarrollo cerebral estamos formando futuros adultos con un óptimo desarrollo de habilidades emocionales/sociales/físicas e inteligencia de todo tipo. Es ahí cuando la evidencia comprobable de Daniel Siegel y otros expertos en el tema, demuestra que la autonomía y autorregulación de los adultos se desarrolla si está acompañada de una guía parental que propicia el buen desarrollo neuronal. Por último, queda demostrado en estudios científicos, los efectos nocivos de no atender al llanto de los bebés, que es la propuesta de cualquier método de adiestramiento.

 A continuación citaré sólo algunos de los principales estudios y sus consecuencias y evidencia científica que, dicho sea de paso, no menciona ni brinda y quizás ni sabe, ningún profesional  de la salud que fomenta estás prácticas violentas hacia los niños. Estos estudios han sido recopilados por María Berrozpe, PhD. y experta en sueño infantil: "Al llorar sin el consuelo de sus cuidadores, sus cerebros se inundan con hormonas del estrés que son neurotóxicas, como el cortisol (Blunt Bugental et al, 2003;  Gunnar & Donzella, 2002). Los opiáceos endógenos cerebrales, responsables de la sensación de bienestar, disminuyen con la tristeza (Zubieta et al, 2003) y los circuitos de dolor físico se activan (Eisenberger et al, 2003Panksepp, 2003). Con el tiempo, cuando estas experiencias son frecuentes y duraderas, la respuesta al estrés del cerebro puede verse afectada y producirse un exceso de sensibilidad y actividad (Anishman et al, 1998), produciendo una predisposición a la depresión clínica y la ansiedad (Barbas et al, 2003De Kloet et al, 2005Watt & Panksepp, 2009), malos resultados en la salud física y mental y envejecimiento prematuro y mortalidad (Preston & Waal, 2002). Un sentimiento de angustia persistente y frecuente durante los periodos sensibles de la infancia temprana reduce la expresión de los genes del ácido gamma-aminobutírico (GABA), lo que produce desórdenes de ansiedad y depresión a la vez que aumenta el riesgo de consumo de alcohol como respuesta de alivio al estrés (Caldji et al, 2000Hsu et al, 2003)". [ii] Sabemos a su vez que un correcto equilibrio de GABA evita respuestas agresivas y el desarrollo sano de control de impulsos durante toda la vida.

Por otro lado, a nivel  vincular hay un estudio de Middlemiss y colaboradores (Middlemiss et al, 2012) muy interesante que demuestra que tras tres días de adiestramiento se producía una desincronización significativa en los niveles de cortisol entre las madres y sus bebés. Mientras que los niveles de cortisol de los bebés no cambiaban a pesar de que dejaban de llorar, el de sus madres disminuía significativamente en cuanto sus hijos ya no lloraban. Esta desincronización significa en términos simples que la madre se desconecta afectivamente del bebé y con esto, todo el proceso intuitivo-sensitivo de supervivencia de la especie se altera. Se presume además que puede traer como consecuencia mayor taza de problemas vinculares con el bebé y emocionales de la madre, al no poder “leer” a su bebé con facilidad debido al efecto que genera en ella éste entrenamiento de sueño infantil, quedando a la merced de un vínculo más racional, albergando emociones contradictorias y pudiendo predisponer en mayor medida a depresión postparto y otros trastornos ansiosos,  de estrés y de ánimo. También observaron que, a pesar de que los niveles de cortisol eran iguales en los bebés durante los tres días de adiestramiento, estos lloraban significativamente más el primer día que el tercero. Esto simboliza lo que en psicología se llama la “desesperanza aprendida” la cual se define por aprender tempranamente que mis necesidades básicas de contención y afecto no serán cubiertas por mis cuidadores e incluso imprimen en muchos niños la sensación de no merecimiento de amor incondicional y atención por parte de quienes más aman.

2. Los niños pasados los 6 meses de edad deberían despertar máximo 1 ó 2 veces en la noche y dormir solos:
Esto lo dijo hace menos de 2 meses en una entrevista para un blog una neuróloga Chilena lo que me parece grave por decir lo menos, tanto por la periodista que desinforma como por la nula actualización de estudios de la profesional de la salud. Existe evidencia suficiente para demostrar, como expliqué en el mito anterior, que los despertares nocturnos son normales en los niños e incluso los adultos. Dicho esto además, se suman millones de cambios importantísimos a esa edad que enumeraré para no extenderme tanto (La info científica ya la dí). Importante destacar que mientras dormimos, procesamos todo lo vivido y aprendido durante el día, también las emociones, las cuales influyen y hasta determinan totalmente la calidad de nuestro sueño.

  • La mayoría de las mamás se reincorporan al trabajo a los 5,5 meses del bebé, lo que genera un cambio importante en la rutina y vínculo del bebé con su principal figura de apego. La mayoría reacciona demandando mayor atención en el día pero muchos de ellos, de noche, con mayor cantidad de despertares nocturnos, miedos, pesadillas, etc.
  • A los 6 meses los niños comienzan el proceso de encarnar mejor su cuerpo físico. Hay una serie de sucesos neuronales que gatillan una explosión de conocer y explorar todo lo que encuentran y el cuerpo físico y su “torpeza” motriz no siempre les acompañan, generando frustraciones que son procesadas durante el sueño, generando más despertares producto de depurar todo este contenido emocional y todas estas experiencias nuevas mientras duermen. Cabe destacar que lo seguimos haciendo de adultos cuando en el sueño mezclamos lo que nos pasó en el día, con fantasías y otros temas del inconsciente. 
  • A los 6 meses aproximadamente junto con las nuevas conexiones neuronales los niños terminan el desarrollo visual a nivel de adulto. Recién a ésta edad pueden ver con la misma nitidez que nosotros. Esto lo cuento sólo para captar la intensidad de coneiones neuronales que se están desarrollando a ésta edad, junto con la incorporación de la alimentación sólida que es también un hito re importante que se procesa en el dormir. 
  • A esta edad también muchos niños comienzan la sala cuna o a estar bajo el cuidado de una nueva persona o más horas con la persona que ya conocían, esto debido a la reincorporación laboral de la mamá sea dependiente ó independiente. Esto también genera una serie de nuevos aprendizajes y estímulos que se vivencian durante el día e influyen notoriamente en el procesamiento nocturno durante el sueño. 
  • Aproximadamente a los 8 meses se produce un fenómeno vincular denominado “la crisis o angustia de separación”. Esta etapa puede durar hasta más menos el año y medio, en algunos niños más, en otros menos, recordemos que todos los seres humanos somos DISTINTOS, sean niños o adultos, ojo con las expectativas. ¿Que pasa con esta crisis? El bebé se siente mucho más dependiente de su figura de apego y comienza a demandar (que no es lo mismo que una exigencia… una demanda es una necesidad afectiva básica) mayor contacto físico y con el desarrollo pleno de la visión, la sensación de que cuando la mamá o papá no está en su campo visual, éste ha desaparecido por completo y no tiene la capacidad neuronal (insisto mucho en esto) de razonar que simplemente está en otra habitación. Tampoco tiene la capacidad de discriminar tiempo, por lo que siente que se fue PARA SIEMPRE y no sabe que puede volver en 2 minutos de reloj. Esto le genera una angustia tremenda que por su inmadurez cerebral no sabe gestionar y requiere de un adulto sensible y empático frente  su inmadurez neurológica, para comprender, calmar, regular y reflejar lo que le está pasando “miamor entiendo que te hayas asustado porque la mamá salió de la pieza, pero sólo fui a buscar tu ropa y volví, ¿estás más tranquila ahora?” Decir eso con frecuencia, y siempre anticipar las salidas, despedirse CADA VEZ que uno tiene que salir de la casa, son medidas importantísimas para asentar las bases de un vínculo seguro que, en términos de sueño infantil, sufren un fuerte remezón en cuanto a la cantidad de despertares nocturnos. En ésta etapa lo general es que aumenten considerablemente hacia los 7 – 8 meses y disminuyan progresivamente a eso del año y medio.

Después de describir estos sucesos hacia los 6 meses de edad, más todos los temas a nivel familiar que se desarrollan en cada casa, en cada hijo, hija, etc. ¿Ustedes creen que es esperable y sobre todo NORMAL, un solo despertar a la edad de 6 meses?, ¿Y qué además, se les exija dormir solos en este proceso de tantos cambios que viven? Es vital cambiar el paradigma de lo que es normal en el sueño infantil y lo patológico. Los despertares nocturnos (2, 4, e incluso 7 veces) a ésta edad son NORMALES. Lo patológico es más bien exigir, fomentar y viralizar expectativas irreales acerca de cómo deben dormir los niños a ésta edad. O sea, lo patológico es lo que los profesionales de la salud y las costumbres culturales adultocéntricas están promocionando.

Sigo. Debemos comprender que el sueño al ser un proceso evolutivo, como todo proceso neuronal que viven los niños, hay que acompañarlo, eso lo ve cada familia. Se colecha o se duerme cerca o se duerme en la pieza de al lado y se acompaña todas las veces que sea necesario para entregarle seguridad a ese bebé en desarrollo.  Sin embargo, las expectativas centradas sólo en la comodidad del adulto no son compatibles con un desarrollo neuronal saludable. Ser padres nos invita a re-plantearnos las cosas, a mirarlas desde nuevas perspectivas, a poner en tela de juicio los mandatos heredados por nuestros padres y crear nuevos modelos de crianza basados en lo que nosotros sentimos como mamá, como papá y como pareja (tú, yo y nosotros… hay 3 entidades). Necesitamos validar que cada miembro de la familia se sienta cómodo y escuchado. Tener un hijo es un terremoto grado 10 para la pareja amorosa, y conversar sobre los estilos de crianza y las expectativas que tenemos es fundamental para llevar los cambios naturales de la crianza de los hijos a un nivel saludable para todos. Cuando nos planteamos nuestras metas con los hijos (quiero un hijo feliz, inteligente, etc…) tenemos que ir al cómo voy a promover eso. Porque muchos se quedan en la meta pero no dimensionan que el “cómo” es la clave de todo.

Estoy segura que la mayoría de los padres que han considerado o incluso aplicado ciertas técnicas conductuales de ignorar el llanto de los niños u obligarlos a dormir solos, lo hacen con la mejor de las intenciones para cumplir con estas metas. Plantearnos los pros y contras de cómo educamos es menester de todos como papás y como sociedad, al comprender que estos niños serán los futuros adultos del mañana.  Comprender la evolución de la maduración neuronal de otro ser, nos lleva a buscar entonces otras formas de poder llegar a la misma meta, pero potenciando ese desarrollo, no entorpeciéndolo con métodos que vemos, más allá de que no tienen ningún sustento científico  ni evidencia sociológica de la evolución de la especie humana, son simplemente técnicas fundadas en la idea de forjar futuros adultos moldeables para los propósitos de dominación y poder que tienen a varios países hoy con crisis sociales, aumento de enfermedades mentales, tazas de suicidio por las nubes y un alto etc.

Plantéate cómo llegar a tus metas en la crianza de tus hijos, sé protagonista de su desarrollo, potencia sus habilidades, empatiza, pon límites como te gustaría que A TI te pusieran (a nadie por sentido común le gusta que le pongan límites con faltas de respeto ni violencia) y sobretodo, hazlo desde el sentir al otro, no desde la razón. Nos han enseñado a pensar tanto, que nos hemos ido desconectando del sentir, y sentir es lo que nos hace más humanos y nos lleva al crecimiento personal. Sentir es lo que nos conecta con los demás, con nosotros mismos y con lo que puedan estar necesitando afectivamente nuestros hijos. Razones siempre habrá, opiniones siempre habrá, pero cuando uno se conecta con sus hijos, sintiéndolos… incluso para decir “necesitamos un poco más de límites a la hora de almuerzo”, incluso ahí, ya es una ganancia para ambos lados si se hace en consciencia y respeto.



Pamela Labatut Hernández
Psicóloga Clínica y Psicoterapeuta
Terapeuta Complementaria
Especialista en sueño infantil
www.psicologiayflores.cl






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