13 agosto 2019

¿Niñxs autónomxs o independientes?


Es muy dependiente de ti! Te tiene como chupete, va a ser un mamon, no te deja hacer nada.... frases que hieren e impactan en la salud mental materna y específicamente en la autopercepcion de tu autoestima y eficacia como mamá. 
Si, porque cuando le dices eso a una mamá (puede ser a un papá pero es menos común) afectas su autoestima. 
La incontinencia verbal ante el moralismo de cómo criar es una falta de madurez en la adultez tremendamente común. 
Pero me quiero detener en esto de lo negativo de la dependencia de lxs niñxs con nosotrxs. 
¿Es lo mismo autonomía que independencia? NO y rotundo NO. 
Nacemos tremendamente inmaduros e incapaces de sobrevivir solos. De adultos seguimos durmiendo en compañía, buscamos estar en pareja o tener relaciones significativas: somos seres INTERdependientes.
La cultura de la últimos 200 años impone un modelo de falsa libertad a la mamá en donde cortar tempranamente el contacto físico con su bebé lo hará más independiente, pero la evidencia en cerebro infantil y vínculos demuestra contundentemente justamente lo contrario: alejar a los niños antes de que estén preparados, hacerlo abruptamente o sin respeto a sus necesidades emocionales/evolutivas madurativas y psicosociales, repercute en que continúen de adolescentes y adultos constantemente buscando ese vínculo incondicional que no le brindó su figura de apego principal. Son adultos mas ansiosos, más dependientes de la pareja, drogas, tabaco, alcohol, amistades, etc. 
Por tanto, podemos entender que la libertad no es la separación física del otro, es un estado mental emocional que viene justamente de tener bases seguras en toda la primera infancia (0 a 7 años).

La autonomía a diferencia de la independencia es un proceso lento, que va de a poco y de acuerdo a la edad y madurez del niñx. Es esperable que cualquier niñx sea dependiente de sus figuras de apego, y también que vaya adquiriendo mayor autonomía a medida que crece sintiéndose segurx. Un bebe no es capaz de tolerar la separación con su cuidador ni por un instante, pero a medida que va creciendo estos tiempos de tolerancia van siendo cada vez mayores. Cuando esto no pasa, esx niñx no ha experienciado los niveles de seguridad suficientes por parte de su ma/papá. Antes de los 3 años los niños pasan por varios subes y bajas en su autonomía que son llamadas crisis de angustia de separación. En cada pick (que se suele dar a los 7-8 meses de edad, 1 año, 1 año y medio, 2 años y la última a veces a los 3 años) manifiestan más deseo de estar cerca, que no te vayas o alejes, que duerman juntxs, etc. Cuando uno justamente responde empaticamente a esas necesidades de manera consistente, el/la niñx realmente puede sentir que el mundo es seguro y es desde ese lugar emocional que se lanza a conquistar un nuevo hito de autonomía.

Por lo tanto, cuando sientas que tu bebe/niñx está dependiendo más de ti, tienes la opción de responder a esas necesidades y ayudar a su autonomía y seguridad; o seguir bajo el viejo paradigma y contribuir a más futuros adultos que se sienten poco mirados, cobijados y seguros fuera del regazo de Ma/papá. 
No hay medias tintas cuando uno se siente realmente amado.


Pamela Labatut
Psicóloga Clínica Perinatal
Psicoterapeuta adultos y parejas

Terapeuta Holística
www.psicologiayflores.cl

13 enero 2019

Sobreviviendo a mis autoexigencias sin morir en el intento




Cuando ya se lleva un tiempo siendo madres, para algunas es casi innato, para otras puede tomar más tiempo; sucede que comenzamos a organizar la vida como quizás nunca la organizamos. Y sucede también, que se nos desorganiza la vida, como nunca antes pudimos anticipar. El día parte temprano y termina tarde, hacemos veintiun mil cosas y, dependiendo de la edad de los hijos, con frecuencia la mayoría de esas cosas no son para nosotras. Son para ellos, y bien está! es rico sentir tanto amor por alguien y dedicarle mi tiempo para hacerlo feliz.

Sin embargo, necesitamos un tiempo para nosotras. Para conectarnos con nuestro femenino, y nuestro masculino!, a veces uno más olvidado que el otro, a veces ambos. A veces ni idea de cómo estoy llevando éstas energías en mí, sólo vivo el día a día lo mejor que puedo.

¿Cómo podemos tener un tiempo para nosotras si apenas cumplimos con los deberes de la casa, los niños, el marido, el conviviente, la familia, la madre, los hermanos que siempre les soluciono todo, la nana que tiene mil dramas, la señora del furgón escolar....? y ya! y me cansé!  A veces el tema no es el tiempo, porque el tiempo se genera, se organiza, a veces el tema es la exigencia y las prioridades, y cuando ésta pasa a ser una sobreexigencia, un cumplimiento con los demás que pasa por encima de nuestra energía vital saludable, y se convierte en un derroche de fuerza usando mis reservas de energía, esas que podría guardar para una noche romántica con mi pareja, o con las amigas que hoy por hoy nos juntamos poco, o para la reunión de trabajo que tengo la próxima semana.
Hoy no quiero hablar de cómo nos hemos olvidado muchas veces de nosotras mismas por estar centradas en la crianza, o en lo mucho que nos gusta nuestro trabajo, o en las amistades, familia, parejas. Hoy quiero hablar de la importancia del autocuidado de nuestras energías vitales, de poder reconocer cuando me estoy sobreexigiendo y de saber discriminar en donde y hasta que punto debo poner mi energía.
Tómate un tiempo luego de leer esto para pensar a lo que más le estás dedicando tiempo y energía. Que cosas/actividades/personas son? Escríbelas.. Si, ahora! si estás leyendo esto tienes al menos 1 minuto de tiempo libre para pescar tu celular o agenda y anotar unos breves garabatos. Anota a lo que más le estás dedicando energía actualmente.
Luego al lado pone el porcentaje aproximado de tiempo/energía para cada uno.
Puede que te resulte fácil, como que al cabo de anotar dos o tres cosas, notes que se te van viniendo muchas más a la cabeza... anótalas. Si te resulta difícil, bingo! éste tema es especialmente para ti... disfruta, has conectado con una parte de ti que hoy (quizás finalmente después de mucho tiempo) está siendo escuchada, y te lo agradecerá...
Ahora, al lado del porcentaje, anota la prioridad "real" que NECESITAN (no debiesen, fíjate en la diferencia... ) tener hoy por hoy en tu vida. Ejemplo: Yo debiese hacer deporte (estoy tan gorda estoy tan, y tan y tan... stop! para!... no es tiempo de tratarse mal, es tiempo de mirarse con amor... si si, se puede... sigue leyendo) pero hoy por hoy NECESITO ir a hacerme el PAP anual.
Si te cuesta priorizar y a veces sientes que TODO es importante AHORA YA, entonces ya vislumbras cierto talón de aquiles, y ésto te dará luces claras de qué es realmente importante y te dará mayor tranquilidad de cómo organizar mejor tu día.
Te pasó que te diste cuenta que quizas tratas de abarcar muchas cosas, que quizás le das mucha importancia o dedicas mucho tiempo a algo que no debiese ser tan importante (por ahora) como otras cosas... te resonó este ejercicio y te hizo reflexionar? Pues que importante es lo que acabas de conscientizar! porque nos pasa a TODAS
Con frecuencia, éste ejercicio nos da claridad de que en muchas ocasiones, estamos tratando de abarcar muchas cosas a la vez, o aproblemándonos más de lo saludable por temas o personas que están pasando hoy en nuestra vida.
El autocuidado es un concepto clave para la salud mental/emocional de las personas, y consta precisamente en aprender a conservar en buen estado nuestras energías de manera tal de hacer/cumplir con lo necesario para lo que estamos viviendo en nuestras vidas.
A veces, y con excesiva frecuencia, ser madres es sinónimo de ser perfectas. Y no me refiero al tipo de crianza, ojalá fuera sólo eso! sino me refiero a TODO! a ser buena esposa, buena madre, buena hija, buena trabajadora, buena buena... siempre buena. Y yo me pregunto... ¿buena según quien?
Es importante entonces que además de identificar nuestras fugas energéticas, las horas o pensamientos quizás "excesivos" o "más de la cuenta" que le estamos dedicando a ciertas cosas; seamos conscientes del concepto de perfección que cada una lleva tatuado con letras de fuego muchas veces en nuestras mentes. No digo consciencias porque la mayoría de las veces no hay nada de consciencia precisamente de cuán exigente estoy siendo conmigo misma por éste mandato social que hace tantos siglos llevamos dentro. Estos conceptos tiene que ver con las expectativas hacia nosotras mismas. Y ellas, necesitan ser re-evaluadas YA!
Seamos entonces capaces de poner en tela de juicio esos propios conceptos, decretos y mandados muchas veces autoimpuestos, inconscientes y heredados que llevamos dentro. Seamos capaces de mirarlos con amor, porque están ahí para ser resignificarlos, moldeados, PERFECCIONADOS para nuestro mayor bienestar. Seamos valientes para mirarlos y decir "ya no es mi prioridad estar con la manicure hecha todos los días, hoy me siento libre para ocupar ese tiempo para otras cosas que me resuenan más por estos tiempos" Así como es el ying, es el yang... "Y yo por mi parte, hoy siento, resueno y vibro con volver a maquillarme y darme tiempo para hacerme las uñas, para renovar mi set de maquillaje, para apuntarme a un curso..." Las cadenas son autoimpuestas y responden automática y sistemáticamente hasta que logro verlas y decidir hacer algo desde la conciencia con ellas, y eso es precisamente a lo que te invito hoy.
Hoy, con la toma de consciencia de lo que significa sobre exigirte en ámbitos o situaciones que ya no van contigo y tus prioridades se puede hacer un cambio... un cambio de paradigma que signifique vivir con expectativas más reales y saludables de nosotras mismas y lo que "debemos hacer".  Hoy puedo ver esas expectativas, esos mandatos de perfección y decirles adiós a algunos, transformar otros y vivir con un equipaje más idóneo a lo que necesito hoy, más ligero, más armónico. Hoy necesitamos mirar las autoexpectativas y cotejarlas con lo real, y abrazar eso real y darle contención, tal como a nuestros hijos cuando los hemos visto llorar de dolor o angustia. Hoy esas expectativas tan autoexigentes también necesitan ser sanadas.
La sociedad siempre estará cambiando y adaptando esas expectativas de la buena madre, la buena esposa, la buena mujer en sociedad, a lo que va sucediendo, a lo que política o socialmente es mejor aceptado, y así, sucesivamente. Sino, recordemos el modelo de belleza que plasmaba Botero, tan típico de la época... crees que alguien le dijo "oye, esa mujer está con sobrepeso, no es bella, no es el ejemplo de una mujer bella" o la moda incómoda de la época renacentista, con esos vestidos y sombreros que daban poco movimiento al cuerpo femenino. El concepto de perfección, de buena mujer, también irá cambiando... cambiarás todo el tiempo tu también?.
Ocupémonos de hacer conscientes nuestra prioridades, nuestras autoexigencias, nuestro modelo de perfección por el cual modulamos y organizamos todos los aspectos de nuestras vidas. Ocupémonos de empoderarnos de éstos conceptos y llevémoslo nosotras a la sociedad, y no al revés...transformando el concepto de perfección por el de AUTOACEPTACIÓN, CICLICIDAD FEMENINA, FLEXIBILIDAD Y CREATIVIDAD. Conceptos que acunan una profunda conexión con nuestra esencia, que abarcan sabiduría ancestral que nos impulsa día a día para ser mejores. Mejores con quien? Mejores ante nosotras mismas... eso, eso es autoaceptación, autocuidado, amor propio. Autoevolución es la clave.

Me abrazo, y con eso, te abrazo mujer perfectamente imperfecta


Pamela Labatut
Mujer y Madre en constante autoaprendizaje



28 noviembre 2018

y cuando se acaba el puerperio...



Y si, ya decíamos tiempo atrás que al iniciar el post parto y puerperio, nos reconocemos también en ese lado oscuro en la maternidad, ese lugar que nos conecta con dolores de nuestra niñez, del pasado, del presente e incluso del futuro! el puerperio es una transformación profunda en la psique de la mujer. Y ya que hemos nombrado lo que nos pasa a todas en el artículo anterior, nos vamos ahora a la etapa de su término (si es que realmente lo tiene...).
Alrededor de los dos años, dos años y medio, se dice que comienza sutilmente a separarse la diada mamábebe fusionada hasta ese entonces en una simbiótica danza de emociones, encuentros y aprendizajes. Pero, ¿Cómo es eso de que nos vamos separando? Algunas mamás cuando se enteran de ésto corren despavoridas a abrazar a sus retoños, otras, suspiran aliviadas (diálogo interno: "ufff, no estoy loca" o su versión más clásica "Ya no me siento tan culpable").
¿Que nos pasa ya entrado el puerperio, en nosotras?
Durante los primeros meses, sabemos que todavía nos cuesta aclimatarnos a veces, que estamos en pleno proceso emocional y hormonal. El puerperio nos desarma, nos agarra, nos mete a una licuadora y nos saca. Nos volvemos a armar. Luego nos agarra un ventarrón y nos despeina... nos volvemos a armar. Nos pasa de todo no? Y es que con lo que nos significa emocionalmente este periodo en nuestras vidas, es muy fácil sentirse sola e incomprendida en el puerperio. Esto producto del tipo de sociedad en la cual vivimos, donde no hay un real conocimiento ni saludable manejo a nivel social, de las necesidades propias de la madre y del recién nacido. Se invisibilizan las necesidades de la diada, se exige lo in-exigible, se aisla, cuando uno más necesita estar acompañada, y sobretodo de otras como yo, de otras que yo sé y siento que sí me entienden a la perfección.
Al ser éste un proceso de transformación en la estructura de la identidad de la mujer, es usual que un día me sienta culpable, al otro no me quiera separar de mi hijx, al otro día quiera retomar los estudios en la Universidad, y por la tarde me sobreexijo por haberme quedado dormida en la cama cuando podría haber ocupado ese tiempo haciendo el aseo! y etc. ¿Por qué? Porque más allá del puerperio, el maternaje, la crianza, etc, etc. además de todo eso, somos MUJERES y las mujeres somos CÍCLICAS. Tú también, si tú, la que crees que eres igual de estable emocionalmente, igual de creativa, igual de lujuriosa los 30 días del mes.
A medida que el tiempo avanza, uno ya hace proezas que son dignas de admiración entre nuestras congéneres, nos vamos sintiendo cómodas nuevamente en nuestra nueva piel, nos pasa que podemos leer con mayor detalle y algunas veces casi a nivel de clarividente, lo que les pasa a nuestros hijos. Pasa también que en ésta comodidad tenemos todo perfectamente organizado, milímetro a milímetro, o para algunas la misma desorganización y caos, toma un ritmo regular... la vida se hace un poco más predecible en cuanto a ser mamá.
Ya hemos lidiado con alguno que otro resfrío, a los dos años ya la mayoría a vivido alguna fiebre, alguna caída, algún virus con nombre de entero o de medio, pero que de joden, joden!. En fín... ya cercanas o viviendo los dos años de nuestros niños la vida está mucho más armada, y no hablo del tema laboral, eso es muy majadero, hablo de LA VIDA, la vida de pareja, de mamá soltera, de amistades, de encuentro con una misma, de actividades, de todo, LA VIDA!. Pero ahí cuando el mar pareciera estar quieto nuevamente, la maternidad nuevamente nos da más oportunidades de crecimiento personal. Bendita maternidad!
El fin del puerperio, lo que vivimos las mamás
Estemos o no estemos trabajando, solteras, casadas, jóvenes, maduras, primigestas, multíparas.....el comienzo del fin del puerperio nos toca a todas... son señales sutiles, y pueden pasar meses sin que hagamos necesariamente algo al respecto. Y es que en esa misma etapa, parten muchas de las presiones sociales que nos hacen dudar de nosotras mismas  e incluso vivir un falso fin del puerperio... es importante, como decía en el artículo anterior, nombrar lo que no se nombra, sacar los tabúes al sol y verlos con la naturalidad que todo proceso del ser humano merece. Por tanto bajo esa premisa, la presión social de "volver a la vida que tenías antes" es lejos lo más amenazante para un cierre saludable de un puerperio que te cambió para siempre. 
Es muy importante saber que vamos a retomar, tarde o temprano, muchas de las actividades que hacíamos antes. Pero no todas necesariamente, y no las mismas, necesariamente, y no al ritmo y tiempos que los otros me dicten. Dicho esto, vivir para los demás se hace muy frecuente en estos tiempos, llenos de compromisos de mostrar una maternidad impecable en redes sociales, donde la autoimagen de mujer y madre exitosa en todas sus esferas es sinónimo de asegurarse la validación del resto (si si, todos necesitamos validación). Si ya nos metimos en esa cuevita que se ve muy bonita, pues, puedes salir de ahí cuando gustes. Para eso, hay que hacernos 100% cargo de nosotras mismas. Ahí está la letra chica.
Diferenciar lo que me está pasando a mí en este proceso de finalización del puerperio, de lo que "se supone que tengo que hacer" es crucial. Cuando el puerperio comienza a decantar lo sentimos desde adentro, es el mismo útero que albergó a tus hijos, el que ahora te dice que es tiempo de volver a salir a bailar de noche, a atreverse a usar una cartera chica, a tomar unas clases de crochet, a salir todo un fin de semana en pareja solitos los dos a pololear, a querer simplemente salir un rato sola mientras tus hijos están a cargo de otra persona... sólo porque sí, sólo porque ahora el cordón emocional que los une está cada vez más largo.
Cuando comenzamos a experimentar pequeños deseos de cierto tiempo sólo para nosotras, o más tiempo en pareja, o en definitiva, sutiles o no tan sutiles diferencias de apego físico/emocional a nuestros hijos; nos pasa que comienzan a activarse ciertos mandatos y patrones que es importante tenerlos conscientes y a raya.
El mandato base de cualquier madre, son las expectativas de ser  una "buena mamá". Y este mandato de alguna u otra forma, siempre va a estar. Lo que hay que hacer con eso no es pelearse ni frustrarse, sino autoindagar en qué características tiene esa "buena mamá" para MI.
Tómate unos minutos cuando te vayas a acostar para recordar qué cosas sucedieron durante el día que muestren las expectativas que tienes de tí misma como mamá. Las expectativas muchas veces son inconscientes y corresponden no sólo a lo que esperas de tí misma producto de tus vivencias, sino además de las herencias de tus linajes familiares, lo que espera e impone la sociedad de lo que es ser una mamá "suficientemente buena", lo que heredamos de todas las mujeres que han parido previo a nosotras en esta tierra, etc, etc.
No nos abrumemos, lo que importa no es lo que encontremos en nuestro subconsciente, sino lo que hagamos con esta información. Conocernos nos empodera y nos permite tomar decisiones que no teníamos previstas, decisiones que estaban ahí, sólo que no teníamos esa información. Cuando uno hace ese trabajo de manera más consciente y frecuente, la autoexigencia y las culpas van cayendo como máscaras que no me dejaban conectarme con mi verdadera esencia. Y si de algo se trata el puerperio, es de conectarse con nuestra esencia. Somos lo que somos sin más ni menos. Amarse con todas esas heridas que salen a flote y todos esos recursos y virtudes que florecieron o se fortalecieron en éste período es una manera de potenciar aún más el vital encuentro con nuestro verdadero yo, lo que nos lleva a ser más íntegras, auténticas, despojadas del deber ser, del agradar, de la sumisión, de los malos tratos...
Es tan vital que el fin del puerperio ocurra de ésta manera, natural, clara, dinámica, sincera... ya que al ir integrando todo este peregrinaje por el lado oscuro de mis lunas y los parajes verdosos que descubrí en ésta etapa; logro traspasar todo ese autoconocimiento y plasmarlo en el hacer concreto con mis hijos. No aparento, no me autoimpongo, no funciono desde el debo y el tengo. Funciono desde las responsabilidades propias de la función materna y otras más, pero me muevo desde la sinceridad, la transparencia  y la autenticidad conmigo misma. Si eso es lo que siento, es por ende lo que proyecto. Cuando se proyecta mi hijo/a lo vé, lo integra como algo natural, propio de cualquier proceso humano, y a su vez te sigue mostrando lo que le pasa, lo que siente... y con eso vuelves a obtener información de él/ella, vuelves a pasarla por el corazón y sigues actuando desde ahí, con la mente clara, al servicio del corazón puérpero que siempre estará latiendo.
La relación se transforma, muta, cambia. Atreverse a dar pequeños pasos siempre atenta a cómo va evolucionando la diada es mágico, te permite ir regulando, afinando detalles, apretando una tuerca por aquí, soltando un poco por allá.... la denominada "danza" sigue (Goldstein, Larraín, N., Lecannelier, F. & Pollak, D., 2008) sólo que se perfecciona el baile y se aprenden nuevos pasos.
¿Qué es lo que pasa en la diada al fin del puerperio?
Nuestro hijo/a que desde que nació hasta ahora, básicamente existe o mejor dicho "es" gracias a sostenerse en el espacio emocional del otro, de ese cuidador/a que ha estado con él/ella desde que nació, idealmente la madre. Nosotras, le proporcionamos literalmente, nuestro territorio emocional, para que poco a poco a medida que crece y su cerebro va madurando, la capacidad de empezar a autogestionar su propio territorio emocional, su propia identidad, su propio centro de poder personal. Nosotras ponemos todo el cuerpo, la mente, el alma, el instinto y más!, al servicio del bebé, para que éste subsista, se desarrolle, qué magia!. El vínculo con ellos entonces, es más que cercanía física y supervivencia, es lo que le da la referencia de cómo ser, ya que les estamos brindando la base para el desarrollo de su identidad.
El niño/niña en definitiva, conoce el mundo a través de la madre. Y a medida que crece y desarrolla su identidad, nace el "si mismo", junto con un proceso intenso de exploración e independencia que son los llamados "terribles dos años". Justo en ésta etapa comienza el fin del puerperio, justo cuando ellos en pleno desarrollo del sí mismo, se pueden tornar más obstinados en su autonomía, más agresivos, pero aún dependientes. Aún nos necesitan, sólo que de otra manera. Cada uno en sus fluctuaciones y cambios emocionales. ¿Es un procesón no? Nos lleva a estar atentas y alertas, no sólo de ellos sino de nosotras mismas y lo que nos pasa con esta transición, donde finalmente el desafío es múltiple: lidiar con sus esbozos de independencia, sosteniendo con amor y respeto, por su etapa evolutiva, una mayor puesta de límites amorosos y contenedores, y la guinda de la torta: nuestros propios procesos de soltar un poco a nuestros hijos -como cuando un árbol suelta el fruto ya maduro- , dejar que "sean" que se vinculen con otros, que exploren con el cordón umbilical un poco más suelto, y fluir en la transformación de la diada, volver a encontrarnos con nosotras en mayor profundidad luego de este quiebre y re-estructuración de nuestra propia personalidad.
Lo mágico de este proceso es que no es autoimpuesto o impuesto por la sociedad, como lo es entrar nuevamente a trabajar, o ingresar a la sala cuna o jardín infantil. Esto es una dinámica del desarrollo del "YO" que es propia de nuestra especie y que genera un cambio en el niño consigo mismo, en la madre consigo misma y por ende la dinámica entre ellos dos. El "tu", el "yo" y el "nosotros" se transforma.
Miremos este nuevo ajuste como la gran oportunidad que es de transformarnos y afianzar aún más la relación, fortalecer y/o mejorar la calidad de nuestro apego en este momento tan importante para ellos que es sus primeros pasos como "Yo" individual... permitamos el fluir de esos tira y afloja que estarán funcionando durante varios meses, permitámonos retomar los pendientes que dejamos cuando entramos al puerperio. No tengamos miedo de retomar. Hoy somos más fuertes, más maduras, más intensas... esa intensidad de volver a sentir todo como cuando niñas que nos brindó la maternidad y el amor incondicional que nació el segundo en que nuestro bebé salió de nosotras mismas, como una extensión de nuestro corazón, y que ahora comienza a caminar con su andar propio. Hoy somos una reconstrucción de nosotras mismas, con nuestra vulnerabilidad más consciente y nuestras virtudes más trabajadas. Si necesitamos compañía, pidámosla, si necesitamos poner límites, hagámoslo con respeto, si queremos un abrazo, pidámoslo! Necesitamos transparentar nuestra condición humana, y dejar atrás el flaco favor que nos ha hecho la sociedad de poner como tendencia aceptable, a la superwoman. Te invito a abrazarte, a abrazar a tu hijx y seguir caminando juntos en este sendero lleno de parajes y caminos paralelos llamado Maternidad.

Buen viaje al fin del puerperio!

Pamela Labatut H.
Mamá y Psicóloga Clínica adolescentes y adultos
Postítulo Psicoterapia postracionalista
www.psicologiayflores.cl

Superalimentos para mamás cansadas : Kale y Maca



Si hay algo que define el postparto y puerperio es el cansancio físico, mental y emocional, junto con el sube y baja de hormonas debido al gran trabajo que estamos haciendo desde la concepción misma.
La ayuda que la alimentación puede proveer en el postparto creanme, es mucho mayor de lo que uno se imagina. Es por eso que hoy les entregaré información maravillosa de dos super alimentos: el Kale y la Maca en polvo.
Los superalimentos son básicamente alimentos que contienen gran cantidad de vitaminas, minerales y aportes esenciales que hoy cuesta mucho encontrar en las cantidades adecuadas en los alimentos que comúnmente consumimos. Las intervenciones genéticas y transgénicas, la cadena de frío y otros procesos poco orgánicos disminuyen notablemente el aporte que cada alimento puede potencialmente entregar.
Estos dos superalimentos han sido seleccionados especialmente por sus grandes beneficios en el postparto inmediato, puerperio y maternidad en general. En mi propia experiencia, han sido de invaluable ayuda de tantas maneras que me es imposible no compartir este gran descubrimiento para una maternidad mas saludable y vital.

Kale:
Es el primo del brócoli, una verdura densa nutricionalmente. De hojas verde intenso, la porción de una taza de kale tiene más calcio que la leche, más hierro que la carne, una gran cantidad de vitamina C, K y A. También se habla sobre sus propiedades anticancerígenas y desintoxicantes, que limpian hígado y sangre.
Porque nos sirve durante el embarazo, postparto y lactancia: Como bien sabemos, durante el embarazo necesitamos ingerir las cantidades adecuadas de calcio para el desarrollo de nuestro(s) bebé(s). Por tanto es importante durante el post parto seguir manteniendo un buena ingesta para prevenir osteoporosis entre otras dolencias. Además, el kale tiene el gran beneficio de contener además hierro, lo que ayuda a la anemia postparto que pueden vivir algunas mamás.
Tip: es uno de los alimentos recomendados para una buena producción de leche materna.
Eso sí, dato importante: no consumir todos los días, se recomienda hacer perfil bioquimico a fin de saber las necesidades nutricionales de cada mamá y consumir probablemente un par de veces por semana en forma de batidos verdes.
Principales Beneficios:
  • Gracias a su vitamina C se activa el sistema inmunológico, el metabolismo y la hidratación — también ayuda a fijar el calcio en los huesos.
  • Por su alta presencia de vitamina A, es buena para la visión, la piel y la prevención de cáncer en pulmones y boca.
  • Tiene también vitamina K en grandes cantidades, que se relaciona conpropiedades anticancerígenas, además de favorecer la salud de los huesos y la coagulación de la sangre; también se cree que puede ayudar a personas con Alzheimer.
  • Una de las fuentes vegetales más ricas en hierro, lo que la hace básica para vegetarianos y veganos, ya que gracias a este mineral se evita anemia, se forma hemoglobina y enzimas que transportan oxígeno a todo el cuerpo, además de favorecer al hígado.
  • Alcalino, anti-inflamatorio y antioxidante. Además que ayuda a evitar el cáncer, ayuda a regular el colesterol, a combatir algunos síntomas de artritis, asma y desordenes auto-inmunes.
  • Bajo en calorías y rico en fibra. Una taza de este vegetal cuenta con 39 calorías, 5 gramos de fibra y 0 gramos de grasas, lo cual ayuda a mantener una digestión saludable.


Maca en polvo:
Descubrí la maca en mi embarazo y fue tremenda ayuda! la maca es una raíz, de origen peruano con múltiples beneficios. Se consume como polvo y se agrega a todo tipo de líquidos. Yo siempre la recomiendo en la mañana, es una de las mejores maneras de comenzar el día con energía!.
No es recomendable la maca durante el embarazo, pero si puedes consumirla durante lactancia con algunos cuidados* y durante postparto y maternidad en general. De acuerdo a e.lactancia.org no tiene riesgos para el lactante, sin embargo siempre es conveniente consultar con un profesional adecuado: medicina antroposófica, nutricionistas con formación en alimentación viva y especialistas en embarazo y postparto y alimentación consciente. Asegurarse además que el producto no contenga trazas de otros alimentos y sea de buena calidad.
¿En que etapa nos sirve más? POSTPARTO
Principales beneficios:
 Regula las glándulas de secreción interna y estimula la pituitaria y el hipotálamo. Estas glándulas, a su vez, activan y refuerzas las funciones de los ovarios, los testículos, las glándulas adrenales, la tiroides y el páncreas.
   - Es un poderoso reconstituyente y revitalizante general del organismo por lo que es muy útil en la recuperación de personas desnutridas, convalecientes, estresadas o agotadas física y psíquicamente
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- Mejora la energía física y mental, disminuyendo el estrés y la depresión.
- Calcifica los huesos y remineraliza el organismo. Esto es especialmente interesante en la fase de la menopausia cuando, por la bajada de los niveles de estrógenos, se tiende a perder capacidad para absorber el calcio de los alimentos y, como consecuencia, los huesos empiezan a perder consistencia y pueden aparecer dolencias graves como la osteoporosis. Por eso -al menos en Perú y otros países iberoamericanos- se receta maca para tratar tanto la osteoporosis como otras patologías óseas.
- Eleva el nivel de hemoglobina y fortalece los glóbulos rojos. Por tanto, combate la anemia y la leucemia.
Refuerza el sistema inmune y, especialmente, los leucocitos. Se ha comprobado que tiene actividad como antibiótico de amplio espectro.
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   Regula el equilibrio hormonal y normaliza los esteroides hormonales como la testosterona, los estrógenos o la progesterona. -Para las mujeres resulta muy adecuada porque reduce los dolores menstruales y normaliza el ciclo; alivia los síntomas que suelen acompañar a la menopausia (sofocos, mareos, sequedad vaginal, etc.) y aumenta la fertilidad.
   Ayuda a bajar los niveles de colesterol "malo" y a elevar los del "bueno".
   Promueve la claridad mental, fortaleciendo el rendimiento intelectual, la memoria y la concentración.Son tales sus propiedades a este respecto que incluso la NASA incluye la maca entre la dieta de los astronautas para que, ayudados por ella, conserven un excelente estado físico y mantengan la lucidez y los reflejos mentales necesarios para desempeñar su trabajo investigador.
   Alivia la fatiga. Algunos expertos consideran que la maca puede ayudar en casos de síndrome de fatiga crónica pues muchas de las personas que lo sufren tienen afectación adrenal y este alimento es muy indicado para recuperar el óptimo funcionamiento de tales glándulas. También, por su efecto energetizante, es útil para combatir la fatiga ocasionada por la edad, estilo de vida, etc., o estados puntuales de fatiga.
   Es efectiva en el tratamiento de trastornos tiroideos,tanto hiper como hipotiroidismo.
Resulta de gran ayuda para combatir el acné (por equilibrar los niveles hormonales).
   Previene la sequedad de la piel y retrasa el envejecimiento cutáneo por su actividad sobre el sistema endocrino. Por ese mismo motivo es de gran utilidad para combatir el acné.
   Facilita la calidad de sueño.
   Reactiva el proceso metabólico celular y, en general, ayuda a mantener el buen estado de salud.
Para ninguno de estos superalimentos te recomiendo consultar a ginecólogos y pediatras tradicionales ya que en su mayoría (siempre hay excepciones) no están especializados en éste tipo de alimentación, siempre busca especialistas que tengan una visión holistica de la salud o que sean expertos en medicina natural


Pamela Labatut

05 noviembre 2018

Lo que esconde una pataleta, te puede sorprender...



Warneken y Tomasello han realizado unos preciosos experimentos poniendo en evidencia que los niños tienen naturaleza colaborativa... y es que cuando somos chicos, pues miramos a los demás desde un lugar sin expectativas más que seguir pavimentando esas conexiones neuronales tan bellas que se forman cuando estamos llenitos de amor, de vínculos satisfactorios, de "te amo por que sí, te amo aún cuando lo que hiciste me dolió, porque sé que estás aprendiendo..." esos te amo son los más ricos.
Para nosotros los adultos, llenos de vivencias, de tantos años de experimentar situaciones que se repiten y que no siempre son agradables, nos quedan ciertas creencias arraigadas, a veces tremendamente aferradas en el inconsciente con respecto a entregarse en un vínculo. Y es que es que cierto que finalmente todos los adultos llevamos a un niño mas o menos herido adentro. Esas vivencias donde me sentí de alguna u otra forma violentada/o van repercutiendo en nuestra forma de reaccionar también, y es desde ese lugar que solemos conectarnos con los momentos de estrés de nuestros hijos, sobre todo en la etapa en que hablan poco, comienzan las pataletas, hasta cuando todavía no tienen el desarrollo neurológico avanzado para ser claros en su intención. ¿Pero les digo algo? Está lleno de adultos que todavía no dejan claras sus intenciones a la hora de relacionarse con los demás, de transmitir lo que les pasa, de vincularse. Aprenden/se vuelven ambiguos en sus relaciones, pero eso va para un artículo aparte!.
Hace unos meses pasé a buscar al jardín Infantil a mi hijo de 3 años, y le molestó mucho que nos tuviéramos que ir a la casa sin quedarse un rato jugando en el patio antes de partir a casa. Yo, adulta, con la cabeza en mil cosas "tengo que llegar almorzar, luego mandar estos mails que tengo pendientes y coordinar con el gasfiter....mmm... y ojalá con eso nos den las 2 de la tarde para tener un rato de juego con el enano antes de que llegue mi paciente de las 3" Yo estaba en esa frecuencia. No en el aquí, no en el ahora. Funcionando.
Le digo "ya pues miamor vamos!", él se dio mil y un vueltas y luego de algunos intentos respetuosos de mi parte me pongo firme y le digo. "Ya, al auto!" le tomo la mano y se empieza a tratar de safar... "hijo ya jugaste un rato y te dije que nos teníamos que ir, ya pasaron los 5 minutos... vamos". Lo subo al auto y empieza a llorar, que no quería irse, que quería quedarse en el jardín, y me lo repite varias veces mientras yo ya partía el auto... le voy explicando en el camino que había que almorzar y que después íbamos a salir a jugar... pero no había caso, estaba ofuscado y con mucha rabia y pena. Comienza a llorar más fuerte y patalear. De repente le digo "Pero amor, porque tienes tantas ganas de quedarte en el jardín, ¡no entiendo!" Ya un poco sobrepasada y sin pensar mucho en el tipo de pregunta que le estaba haciendo a mi hijo... Yo sentía que me estaba truncando mis planes, que le gusta salirse con la suya porque así también son los niños... recuerdo también haber pensado (todo esto en cosa de algunos minutos) que me daba rabia cuando se ponía tan obstinado... pero algo pasó en mí... sentí que yo necesitaba resolver eso en mí de una forma distinta, necesitaba volver a comprender a mi hijo más que seguir alimentando victimizarme con pensamientos adultocentricos heredados, clásicos, pensamientos que no rompen moldes sino que les ponen metal reforzado! no, yo quería salir de ahí... entonces, estiro mi mano y le acaricio el pié mientras intento estacionar el auto y resolver esa penita. (Es algo que a él lo calma, ya que cuando viajamos le gusta quedarse dormido mientras le acaricio el pie) y responde "es que.... es que yo quería sacarte unas flores del jardín para regalártelas... eso quería mamá!!" mientras sollozaba.
Se me apretó el corazón entero y me derrumbé por dentro. El " eso quería mamá" me hizo bajar de mi mente en 1 milisegundo y escuchar con el corazón, conectarme con su INTENCIÓN. La que nunca pregunté, tan sólo actué no más, porque el disco rallado de "funcionar" no me estaba dejando las antenas bien sintonizadas parece. Apenas conecté con esa pena tan legítima de él, ya justo me había estacionado en un costado de la calle y lo primero que salió de mi boca fue un "Ayyyy miamooooooorrr"... le agradecí que me dijera su intención, que así yo podía entender que le pasaba, nos dimos besos y un abrazo y acto seguido partimos de vuelta al jardín a que recogiera esas flores que tanto me quería regalar. A la punta del cerro se fueron los esquemas, el gasfiter y el almuerzo que estaba preparándose. Le alenté de vuelta a casa su capacidad de decirme tan claro lo que le pasaba, ya que luego de aclarar su intención me dijo que tenía rabia conmigo porque nos habíamos ido. "Disculpa hijo no me dí el tiempo de preguntarte cual era la intención que tenías, para la próxima me dices y así será mas fácil ya?".
Ejemplos así tengo miles, porque los niños realmente tienen un naturaleza altruista y bondadosa... pero somos nosotros los que de adultos, llenos de heridas y vivencias relacionadas con vínculos no tan sanos, no nos damos el tiempo para conectarnos con nuestras intenciones a través de nuestros actos y por ende más difícil es, conectarse con las posibles intenciones que un niño en etapa pre-escolar puede estar tratando de manifestar en su particular y "precaria" (precaria para un adulto.. normal para ellos) resultan las pataletas, berrinches, o conductas más sensibles de los niños. Y así muchas veces, las intenciones que vemos en ellos no son las reales de ellos, pero ahí vamos, sin indagar, sin conectar. Esperamos resultados, miramos, mas no los vemos.
Los adultos estamos, unos más otros menos, con costras en el corazón, y esas costras hacen que a veces se formen barreras, que impiden en la práctica una vinculación sin reparos, sin expectativas, sin miedos y sin sentirnos violentados a la primera subida de estrés de nuestros hijos.
Cuando ellos se estresan en nosotros se activan memorias, sea de nuestra propia infancia, de cómo nos sentimos también (y que hasta el día de hoy no sabemos bien como resolver) o de cómo eran con nosotros (y por ende esa es la vía que vamos a ocupar). Pero además está todo nuestro propio estrés del día a día y la cantidad de emociones y pensamientos negativos bloqueados y encarcelados aquí adentro porque también hemos aprendido, en base a distintas vivencias, a hacer algo poco saludable con ellos.
Cuando nos transporta a nuestra infancia y cómo nos sentíamos nosotros, surgen conexiones relacionadas a las herramientas que recibimos o no recibimos para salir de ese impass, de ese estrés, de ese trauma. Si mama/papá no me entregó herramientas concretas y/o consistentes en el tiempo (no vamos a aprender a regularnos por 3 veces que papá me haya contenido y las otras tantas haya estado ausente) entonces no vamos a tener una liana que agarrar cuando veamos a nuestros hijos transitar por un disconfort. Se nos viene el estres encima a nosotros, reaccionamos desde ese niño de 7 que fuimos y en ocasiones hasta podemos entrar en shock (si... quedarse paralizado o tener una conducta errática es estar en shock) porque en la práctica, el cerebro nos dice "no se que hacer"... nuestra autoimagen es de poca o nula eficacia personal y nos sentimos "incapaces". El monstruo del autoestima ma/paternal. La incapacidad. "No sé como enfrentarme a esto" ¿Les suena familiar?
¿Cómo salimos de ahí? No podemos brindar herramientas que no hemos adquirido. Ahí es importante hacer un trabajo personal de apapachar (acariciar el alma) de esa niña o niño que fuimos y preguntarle "¿Qué te hubiese gustado recibir de tus padres cuando te pasó esto? ¿Y cuando viviste esta otra situación? ¿Y ésta? Pues vengo a decirte que yo, tu versión adulta te dará eso que necesitaste, y te lo daré ahora y siempre". Trabaja con distintas situaciones, y date esos regalos que quisiste, date esos mimos, acaricia tu alma, acaricia las mejillas húmedas de esa niña que cuando lloraba le decían "ya para el escándalo" o de ese niño que rompía sus libros cuando se enojaba porque al final los papás estaban demasiado interesados en lo que estaba haciendo la hermana menor.
Cuando nos transporta a cómo eran con nosotros y repetir las reacciones de nuestros padres y/o cuidadores le damos el alto de inmediato. ¿Que otras opciones tengo? Quizás te das cuenta que hay otras personas más idóneas a tu crianza o a tu sentir más primal (ese que no quiere violencia, porque nadie la quiere en verdad) y puedas aprender de esa persona. Sin tapujos hablar, pedir consejos, mirar que pasa cuando reacciona. Nos damos cuenta que todos tarde o temprano replicamos. Somos herederos de la historia vincular de nuestros padres y antepasados. Y así de potente es, y así y todo podemos resignificar esas historias y darle un giro, sutil o tremendo, honrando igual los linajes que nos han llevado a perpetuar ciertas conductas. En ciertos tipos de psicoterapias se aborda muy bien estos temas y en constelaciones familiares se les da un ángulo más amplio, un ojo de águila que ve más allá, a veces, siglos atrás donde se ha instalado el síntoma que hoy, aparece en tí de forma tan avasalladora como imposible de frenar sólo con la intención consciente de cambiar.
A veces se necesita algo más que esas ganas de cambiar y en orden de educar desde el ejemplo de ser mejores versiones de nosotros mismos podemos mirarnos en humildad y saber que, por más adultos responsables que seamos, que pagamos las cuentas, mantenemos la casa y compramos los regalos de navidad adelantados (porque somos muy responsables y grandes!) estamos en igualdad de condiciones que nuestros hijos e hijas... estamos aprendiendo también, igual que ellos, sin distinción la vida nos muestra maneras de reparar, de sanar, de crecer, de disfrutar, de amar sin tantas costras en el corazón. Y ellos son el fiel ejemplo de que las intenciones que tienen, son una cualidad que necesitamos potenciar, darle espacio y bencina para que crezca y se expanda. Y de paso, desaprender y conectar con esa naturaleza que ellos, sabiamente, nos vienen a recordar (re-cordar, volver a pasar por el corazón).
Permitamos que la cicatriz nos recuerde de lo que aprendimos y dejemos de alimentar desde la desconexión con la consciencia amorosa, una costra que está constantemente con la amenaza de sangrar nuevamente.
Ofrezcamos, por nuestros hijos, salirnos de esas corazas, mirarlas y ver que detrás de ellos no hay un contador que me robo plata, ni una telemercadista que me está tratando de vender algo, ni un papá que nunca estaba conforme con lo que yo hacía... Hay un niño, hay una niña, con las mejores intenciones, buscando lo que muchas veces a nosotros nos falto. Amor incondicional. Y ahora, con esta consciencia de lo que nos pasa, podemos reparar. En consciencia podemos mirar, y con amor, esa mirada se vuelve aprendizaje.

24 agosto 2018

niños chilenos, los peor evaluados en salud mental

A raíz de la aparición en la prensa nacional de la publicación de la Investigación “International Comparisons of Behavioral and Emotional Problems in Preschool Children: Parents’ Reports From 24 Societies” que ubica a los niños chilenos como los con mayores problemas en salud mental,  conversamos con Felipe Lecannelier, quien es el que lideró el análisis de Chile. El estudio mencionado fue realizado hace ya 7 años y abarcó a 24 países, siendo el más grande a nivel mundial. En este estudio se comparó el estado de la salud mental de niños menores de 6 años. Dada la antigüedad del estudio, en el caso de Chile este fue realizado previo a la extensión del post-natal.

Según nos contó Felipe Lecannelier, él ha seguido haciendo estudios posteriores a la aplicación del post natal extendido, concluyendo que no hay diferencias significativas en el estado de la salud mental de los niños chilenos.

Esta no es la única investigación que ha evaluado la salud mental en menores de edad, los niños chilenos han estado presentes en otros estudios, ubicándose entre el segundo y cuarto lugar en problemas de salud mental, un triste récord para el país. 

En conversación con el Psicólogo, le llama la atención que para la realidad chilena los niños que se encuentran en extrema riqueza y extrema pobreza tienen mayores problemas de salud mental en comparación a la clase media, asociados principalmente al estrés de los cuidadores en los primeros años de vida del niño, derivados a problemas de salud mental infantil .

La preocupación que queda después de leer estos estudios es qué pasará en estos niños cuando cumplan 15 años de edad, con todos los problemas que conlleva la adolescencia con este fatal inicio en sus primeros años de vida.

Chile es un ejemplo en relación a políticas públicas en infancia, teniendo varias políticas implementadas que han sido estudiadas e imitadas por otros países de la región, Sin embargo, estas políticas al parecer no bastan para asegurar la salud mental de los menores, ya que la mirada ha sido desde el adulto, por ende los resultados no están viéndose reflejados directamente a los niños.

El post natal de 5 meses y medio, no basta así como tampoco la lactancia materna extendida. Se necesitan intervenciones más concretas que ayudan a detectar e intervenir en infancia a largo plazo.

Como Red Chilena de Salud Mental Perinatal manifestamos nuestra preocupación por nuestros niños en donde el trabajo y la inversión debe ser en los primeros años de vida, invertir en salud mental infantil es la mejor inversión familiar. 

Si quieres leer este interesante estudio https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4247339/

María Paz Aguilera Oportus

Psicóloga Clínica

www.apegoseguro.com

Miembro Red Chilena de Salud Mental Perinatal

03 agosto 2018



Un embarazo luego de un duelo gestacional supone una gran alegría. Pero no es tan así. Un bebe arcoíris (el que viene después de una pérdida) nos llena de miles de alegrías y esperanzas, pero también de miedos e incertidumbre. Nos podemos poner más aprensivas, cautas y sensibles. Sin embargo la emoción más recurrente es el miedo. Vivimos nuevamente el duelo del bebé anterior, esté resuelto o no, ya que supone volver a soltarlo y pone en manifiesto que este nuevo bebé es un ser completamente diferente, que trae nuevos aprendizajes y desafíos. Resignificamos una vez más ese duelo y eso no siempre es fácil y pocas veces se tiene consciencia de eso. Evitamos consciente o inconscientemente a toda costa volver a pasar por aquella pena tan profunda. Hay muchas experiencias emocionales que vive la gestante que nadie se imagina. Así como es tan tabú el duelo gestacional, es igual de ignorado lo que pasa en un embarazo posterior que si llega a termino. No hay información suficiente para la embarazada, en términos de procesos emocionales, mentales y espirituales, por lo que la falta de esos recursos en muchos casos lleva a necesitar un cuidado emocional aún mayor en este tipo de embarazos. Recuerda que información es poder, sea para fortalecer tu intuición o cambiar algunas ideas... cuídate, pide ayuda, rodéate de gente que te acompañe y tenga la suficiente empatía para comprender tu camino. En Chile ya somos varios los profesionales que nos dedicamos a acompañar uno de los procesos más transformadores dentro de la esfera de la ya gran transformadora maternidad

Pronto, más artículos como éste. Si te resuena, comparte y sé parte de los círculos de maternidad arcoíris que se imparten en Santiago vía www.crianzaenflor.cl 

Abrazos de colores!

Pamela Labatut H.
Psicóloga Clínica Perinatal
Experta en Duelo gestacional y Maternidad Arcoíris
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