24 octubre 2012

Alergias y terapia floral



Artículo de Lic. Claudia Stern

Una alergia es una respuesta excesiva por parte del sistema inmunológico a un agente externo; esta respuesta se deriva de una causa interna.
En la actualidad se estima que un 15 por ciento de la población padece este síndrome. El
romance que en la estación primaveral entablan las diversas especies vegetales de nuestro
país, altera el paisaje de campos y ciudades y lo convierten durante semanas, a veces meses, en un continuo ir y venir de pólenes, que tienen en el viento a su principal “celestino”. Nada tendríamos que criticar a este fenómeno necesario de la naturaleza si no fuera porque perjudica a la salud y el bienestar de un numeroso grupo de personas: los alérgicos al polen.
Prácticamente todos conocemos a algún familiar o amigo que al llegar esta época siempre lleva varios paquetes de pañuelos de papel en el bolsillo, estornuda sin parar, tose, llora y hasta parece ahogarse.
Pero también resultaría muy injusto si al hablar de alergia no tuviéramos en cuenta a esos
cientos de miles de personas hipersensibles durante todo el año al polvo, a ciertos animales, alimentos, metales, y un largo etcétera de elementos. No menos molestas que las del polen, aunque sí más diversas, son las reacciones que estas sustancias provocan en el organismo: desde las típicas conjuntivitis, hasta el asma, la rinitis, los eccemas, el herpes o las urticarias con sus incómodos síntomas como estornudos, picazón, dificultad para respirar, lesiones.
Lo más complicado del problema es que en muy pocos casos, salvo si se evita el contacto con la causa, se puede prevenir la alergia. Eso sí, se sabe que la herencia genética influye en el desarrollo de este problema; que su mayor incidencia se produce en la primera, tercera y cuarta década de la vida; y que en los países subdesarrollados se evidencian menos casos.
También se sabe que lo emocional es un importante factor interviniente.

LOS CULPABLES
La mayor parte de las reacciones alérgicas se produce porque el alérgeno o sustancia ante la que ciertos individuos reaccionan, estimula la producción de inmunoglobulina E (IgE) un
anticuerpo que los alérgicos desarrollan en mayor cantidad. A su vez, la IgE sensibiliza a ciertas células de la circulación y a los tejidos, y cuando el alérgeno vuelve a entrar en contacto con el organismo, las células anteriormente sensibilizadas se rompen liberando, principalmente, histamina. Esta sustancia, muy tóxica, es la responsable de las reacciones inflamatorias agudas, que se producen entre quince o veinte minutos después de la inhalación o el contacto: conjuntivitis, asma, rinitis, urticaria...
Por el contrario, en la alergia a los metales, cosméticos, gomas, látex, etcétera, más tardía en sus efectos, no interviene la inmunoglobulina E. En estos casos, los al´rrgenos dan lugar a eccemas de contacto motivados por la interacción de ciertas células.

DIVERSOS TIPOS DE ALERGIAS

Dermatitis de contacto:
Pomadas, cosméticos, algunos metales, ropas, productos de limpieza (como ciertos jabones o suavizantes para la ropa), harinas, barnices, plantas, alimentos son un sinfín de sustancias que en los individuos alérgicos a ellas provocan eccemas, dermatitis e irritaciones únicamente en la zona de la piel con la que estén contactando. Sin embargo, hay que tener en cuenta que si un esmalte para uñas produce reacción, no sólo lo hará en la uña y los alrededores, sino también en las áreas del cuerpo que rocemos con esta parte del dedo.
En el caso concreto de los cosméticos, quizás uno de los factores que más preocupa a las
mujeres, la alergia está motivada por los perfumes, las tinturas y los conservantes que
contienen. No todos los productos presentes en el mercado incluyen la fórmula utilizada en su composición, lo que dificulta al especialista la identificación del elemento causante de la
respuesta alérgica. Eso explica la importancia que tienen para este grupo de personas las
firmas cosméticas que disponen de líneas hipoalergénicas.

Por lo que se refiere a la prevención, la única recomendación válida consiste en evitar el
alérgeno una vez conocida la causa del eccema. Cuando por determinadas razones, sobre
todo laborales o de higiene, resulte imposible, entonces se deberán proteger las manos con
unos guantes, de hilo en el caso de ser también alérgico al látex. Por cierto, que este material, muy empleado en la industria actual, también provoca reacciones alérgicas, a veces muy complicadas debido a sus connotaciones: por ejemplo, no podrán utilizar preservativos quienes las padezcan.

Alergia por inhalación de polvo, polen, hongos o pelos de animales:
Provocan, principalmente, enfermedades como rinitis o inflamación de la nariz, con picazón y abundante secreción; conjuntivitis o irritación de la conjuntiva; y asma o contracción del músculo bronquial, lo que dificulta la respiración y crea la sensación de fatiga y de ahogo. En casos serios deberá consultarse al médico quien será el que decida la conveniencia de administrar al paciente fármacos específicos para una lesión concreta, antihistamínicos que disminuyan y neutralicen la reacción alérgica, o una vacuna. Esta última tiene como finalidad reducir la sensibilidad del individuo al alergeno.

En el primer caso, el causante de la alergia no es el polvo doméstico en sí, sino unos de sus
componentes, los ácaros. Se trata de unos parásitos microscópicos a los que les gusta
alimentarse de escamas humanas, y ningún lugar de la casa les ofrece tantas como los
colchones y la ropa de cama en general. Se suelen desarrollar en primavera y en otoño.
Evitar que los ácaros aniden en nuestro hogar y que se reproduzcan pasa por lavar las
sábanas con frecuencia; reducir el uso de alfombras y muebles susceptibles de acumular
mayor cantidad de polvo; realizar una limpieza profunda de la casa, mejor con aspiradora que con plumero o escobillón.

Últimamente se han observado casos curiosos de alergia: algunas mujeres presentan un
cuadro de asma al pelar determinadas verduras. Sin embargo, no reaccionan de forma extraña cuando comen ese mismo alimento.
Los hongos o mohos necesitan una determinada humedad y temperatura cálida para
desarrollarse. El baño, las bibliotecas, la cocina, los aparatos de aire acondicionado, los
placares de ropa y el calzado, los jardines y las macetas son sus hábitat preferidos.

En lo que respecta al polen, poco se puede hacer para esquivar sus efectos, a no ser que el
alérgico primaveral use una escafandra durante todo el día o no salga de su casa. Sin
embargo, se han descrito algunas medidas menos drásticas que resultan efectivas para
disminuir los síntomas:
• Si se viaja en coche, hacerlo con las ventanillas cerradas.
• No ir al campo en época de polinización, mucho menos si hay viento.
• Utilizar humidificadores y pulverizar el ambiente para que el exceso de humedad deposite el polen en el suelo.

Alergia a los animales:
Es al mismo tiempo la más fácil y la más difícil de resolver, pues bastaría con deshacerse del perro, gato o hámster para evitar tanto las reacciones por inhalación, como la posible urticaria y la dermatitis. Sólo estaría indicada la vacuna en los profesionales de laboratorio o los veterinarios que no puedan evitar el contacto.

Alergias por consumo de alimentos y/o medicamentos:
Pueden dar lugar, por un lado, a problemas de piel como urticarias, eccemas y asma bronquial y, por otro, a trastornos digestivos y diarreas.
Los alimentos provocan reacciones alérgicas, bien por sí mismos o por los conservantes y
colorantes que incluyen. Además, algunos contienen histamina y precipitan su liberación en el organismo. Una alergia de este tipo suele ser más frecuente durante la infancia (a la leche de vaca, al huevo, a los frutos secos, al pescado o a algunas frutas), por lo que la  ayuda familiar es fundamental para conocer con exactitud la causa y prescindir del alimento concreto.

En cuanto a los medicamentos, los analgésicos y la penicilina son los que causan mayor
número de reacciones negativas. Los trastornos no deben volver a repetirse una vez que se
haya identificado la sustancia responsable. Bastará con sustituir un fármaco por otro de
idénticas indicaciones, pero con diferente composición; y si después de tomar un medicamento siente síntomas extraños, deberá acudir de inmediato al alergólogo con el prospecto en el bolsillo.

Alergia por picadura de insectos:
Las consecuencias de una simple picadura de avispa, abeja u hormiga roja en un individuo
alérgico pueden ser muy graves: desde urticaria generalizada, náuseas y vómitos, hasta lo que los especialistas denominan «shock anafiláctico», que consiste en el descenso de la presión arterial y una crisis de asma con importantes dificultades respiratorias. Una reacción de este tipo requiere urgente atención médica, pues puede provocar la muerte del individuo. En el caso de que la alergia sea local y leve, el tratamiento inicial consistirá en la aplicación de hielo, amoníaco y guardar reposo.

El Dr. Bartolomé Beltrán elaboró en España un DECÁLOGO DEL ALÉRGICO
1. No abrigarse excesivamente.
2. La ducha o el baño debe ser frecuente, con una buena hidratación de la piel.
3. Los muebles de la casa serán los indispensables y lo más sencillos posible para que no
acumulen polvo, las cortinas, las bibliotecas y los muñecos de los pequeños pueden
acumular polvo que es perjudicial para los alérgicos.
4. La ventilación de la casa es fundamental para evitar el viciamiento del aire.
5. En la limpieza de las habitaciones, utilizar un paño húmedo o la aspiradora.
6. Practicar deportes, excepto los alérgicos al polen en primavera.
7. Se recomienda la natación a los enfermos asmáticos.
8. No es aconsejable que los alérgicos convivan con animales domésticos.
9. Huir de los lugares excesivamente llenos de gente, caso de discotecas, pubes o
similares.
10. Mantener el contacto con la naturaleza y desarrollar actividades al aire libre, salvo en
caso de alergia al polen.

Veamos las alergias desde otro aspecto:

¿Qué producen?: todas provocan picazón. En la urticaria el prurito viene acompañado de placas rojas levemente elevadas, pudiendo causar hinchazón en el rostro y en la boca. La dermatitis de contacto desencadena enrojecimiento y ampollas. Después que aparece un herpes produce ardor y rubor en la zona, luego pequeñas ampollas agrupadas que se revientan y producen lesiones muy dolorosas.

Si el prurito persiste por más de cuatro horas, consulte con un médico dermatólogo, para evitar mayores complicaciones. Además de identificar la dolencia y determinar el tratamiento, el médico va a orientarlo para encontrar los agentes causantes y procurar los cuidados necesarios para cada tipo de reacción. El herpes es transmisible a través de contacto oral, o sexual.

Las causas emocionales, que actúan como verdaderos “venenos psíquicos” suelen ser ansiedad, nerviosismo, irritación, dificultad para expresar los sentimientos, hostilidad con uno mismo, culpa, auto-rechazo, necesidad de estar a la defensiva y mantener a los otros a distancia, falta de autoestima, represión de impulsos agresivos, tensión sexual, dependencia afectiva, sentimiento de frustración o pérdida, depresión.

Las víctimas predilectas de las alergias son las personas de tipo taciturno, intolerante,
sugestionable o personalidades soberbias y orgullosas que tienden a aislarse de los demás
(éstas últimas acostumbran a desarrollar dermatitis de contacto).

Por otro lado, las emociones que curan son la serenidad, el optimismo, la pureza interior, la libertad, la autoestima, la confianza en uno mismo, el amor y la sociabilidad. Los remedios florales, por su función armonizadora de las emociones y sentimientos que se encuentran en desequilibrio, pueden ser de gran ayuda para las personas que padecen de alergias diversas.


Es conveniente investigar si las alergias pueden indicar un nivel profundo de temor, tal vez algún miedo a tener que participar más plenamente en la vida, o a despojarse de determinadas ayudas para ser más independiente, dado que padecer de alguna alergia supone también una forma de obtener más compasión, apoyo y atención de los demás.

· ¿A qué soy realmente alérgico?
· ¿Ante qué reacciono de un modo excesivo?
· ¿Qué es lo que verdaderamente origina la irritación y la gran respuesta emotiva de mi
organismo?
· ¿Me sirvo de una alergia para conseguir cariño?
· ¿ Qué es lo que trato de evitar afrontar?
· ¿Qué es lo que tanto temo que entre en mi interior, hasta el punto de reaccionar con tanta virulencia en su contra?
· ¿Existe algo que me inspire suficiente recelo como para proyectarlo lejos de mi?
Las respuestas a estas preguntas corresponden a nuestro plano emocional, y la liberación de emociones reprimidas aliviará nuestro estado físico.



Sugerencias en aceites esenciales de Aromaterapia, pruebe con:

Melisa como antihistamínico, antiespasmódico, bactericida, tónico nervioso, sedante y reúne muchas otras condiciones.

Lavanda como un aceite balsámico, calmante, sedante, relajante y limpiador.
Manzanilla, muy relajante, particularmente para el sistema nervioso y la digestión. Calma la ansiedad y el nerviosismo y es excelente para personas estresadas y tensas que tienden a ser hiperactivas y demasiado sensibles, con problemas digestivos y alergias.


Lic. Claudia Stern


En el caso de las sugerencias florales, se recomienda consultar con un terapeuta floral antes de autoadministrar las esencias a fin de sacarles el máximo de provecho.



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