09 septiembre 2011

EL PODER CURATIVO DE LA PALABRA-Brad Hunter






Si cada uno de nosotros estuviésemos conscientes de que la energía
liberada en cada palabra afecta no solo a quien se la dirigimos, sino también a
nosotros mismos y al mundo que nos rodea, comenzaríamos a cuidar más lo que
decimos.


Los antiguos esenios sabían de la existencia de un enorme poder
contenido en la oración, el verbo y la palabra. Los antiguos alfabetos, como el
sánscrito, el arameo y el lenguaje hebreo son fuentes de poder en sí mismos.
Los esenios utilizaron la energía que canaliza el lenguaje -la cual era la
manifestación final del pensamiento, la emoción y el sentimiento- para
manifestar en la realidad la calidad de vida que deseaban experimentar en este
mundo. En las culturas del antiguo Oriente eran utilizados los mantras, los
rezos, los cánticos y las plegarias con una intensión predeterminada como
técnicas para materializar estados internos y programar, de una forma ignorada
por nosotros en la actualidad, realidades pensadas, deseadas y afirmadas
previamente.

Los estudios realizados por físicos cuánticos comienzan a redescubrir y validar
el enorme conocimiento olvidado de antiguas culturas ancestrales. Un
conocimiento que se encuentra aún escondido y olvidado y que nos aportaría el
poder de cambiar nuestro mundo.

LAS PALABRAS PUEDEN PROGRAMAR EL ADN

La más reciente investigación científica rusa apunta a que el ADN puede ser
influido y reprogramado por palabras y frecuencias, sin seccionar ni reemplazar
genes individuales. Solo el 10% de nuestro ADN se utiliza para construir
proteínas, y este pequeño porcentaje del total que compone el ADN es el que
estudian los investigadores occidentales. El otro 90% es considerado "ADN
chatarra”. Sin embargo los investigadores rusos, convencidos de que la
naturaleza no es tonta, reunieron a lingüistas y genetistas -en un estudio sin
precedentes-, para explorar ese 90% de "ADN chatarra”.

Los resultados arrojaron conclusiones impensadas: según los estudios, nuestro
ADN no solo es el responsable de la construcción de nuestro cuerpo, sino que
también sirve como almacén de información y para la comunicación a toda escala
de la biología. Los lingüistas rusos descubrieron que el código genético,
especialmente en el aparentemente inútil 90%, sigue las mismas reglas de todos
nuestros lenguajes humanos. Compararon las reglas de sintaxis (la forma en que
se colocan juntas las palabras para formar frases y oraciones), la semántica
(el estudio del significado del lenguaje) y las reglas gramaticales básicas y
así descubrieron que los alcalinos de nuestro ADN siguen una gramática regular
y sí tienen reglas fijas, tal como nuestros idiomas.

Por lo tanto, los lenguajes humanos no aparecieron coincidentemente, sino que
son un reflejo de nuestro ADN inherente. El biofísico y biólogo molecular ruso
Pjotr Garjajev y sus colegas también exploraron el comportamiento vibratorio
del ADN. "Los cromosomas vivos funcionan como computadoras
solitónicas/holográficas usando la radiación láser del ADN endógeno”. Eso
significa que uno simplemente puede usar palabras y oraciones del lenguaje
humano para influir sobre el ADN o reprogramarlo.

Los maestros espirituales y religiosos de la antigüedad han sabido, desde hace
miles de años, que nuestro cuerpo se puede programar por medio del lenguaje,
las palabras y el pensamiento. Ahora eso se ha probado y explicado
científicamente. La sorpresa mayor fue descubrir la manera en que el 90% del
"ADN Chatarra” almacena la información. "Imaginemos una biblioteca que en lugar
de archivar miles de libros solo guarda el alfabeto común a todos los libros,
entonces, cuando uno solicita la información de un determinado libro, el
alfabeto reúne todo lo contenido en sus páginas y nos lo pone a nuestra
disposición”, aclaró Garjajev. Esto nos abre las puertas a un misterio aún
mayor: que la verdadera "biblioteca” estaría fuera de nuestros cuerpos en algún
lugar desconocido del cosmos y que el ADN estaría en comunicación permanente
con este reservorio universal de conocimiento.

LA EVIDENCIA INESPERADA

El investigador Dan Winter, que desarrollara un programa de computación para
estudiar las ondas sinusoidales que emite el corazón bajo respuestas
emocionales, en una fase de la investigación con sus colegas, Fred Wolf y
Carlos Suárez, analizó las vibraciones del lenguaje hebreo con un espectograma.
Lo que descubrieron fue que los pictogramas que representan los símbolos del
alfabeto hebreo se correspondían exactamente con la figura que conforma la
longitud de onda del sonido de cada palabra.

Es decir que la forma de cada letra era la exacta figura que formaba dicha
longitud de onda al ser vocalizada. También comprobaron que los símbolos que
conforman el alfabeto son representaciones geométricas. En el caso del alfabeto
hebreo, las 22 gráficos utilizados como letras son 22 nombres propios
originalmente usados para designar diferentes estados o estructuras de una
única energía cósmica sagrada, la cual es la esencia y semblanza de todo lo que
es. El libro del Génesis está escrito en este lenguaje. Las letras de los
antiguos alfabetos son formas estructuradas de energía vibracional que
proyectan fuerzas propias de la estructura geométrica de la creación. De esta
manera, con el lenguaje se puede tanto crear como destruir. El ser humano potencia
el poder contenido en los alfabetos al sumarle el poder de su propia intención.
Eso nos convierte en responsables directos de los procesos creacionales o
destructivos en la vida… y con tan solo ¡la palabra!

Existe una capacidad demostrada en la que la palabra puede afectar la
programación del ADN. La salud podría conservarse indefinidamente si nos
orientamos en pensamientos, sentimientos, emociones y palabras creativas y, por
sobre todo, bien intencionadas. Los estudios del Instituto Heart Math nos abren
un nuevo panorama hacia la curación, no solo de los humanos enfermos, sino
también para la sanación planetaria. El instituto cree en la existencia de lo
que ellos dieron en llamar "hipercomunicación”, una especie de red de internet
bajo la cual todos los organismos vivos estarían conectados y comunicados
permitiendo la existencia de la llamada "conciencia colectiva”. El Hearth Math
declara que si todos los seres humanos fuéramos conscientes de la existencia de
esta matriz de comunicación entre los seres vivos, y trabajáramos en la
unificación de pensamientos con objetivos mancomunados, seríamos capaces de
logros impensados, como la reversión repentina de procesos climáticos adversos.


El poder de los rezos, oraciones y peticiones, tal como nos lo han
legado los antiguos esenios -potenciado por millares de personas-, nos
otorgaría un poder que superaría al de cualquier potencia militar que quisiera
imponernos su voluntad por la fuerza.


Este poder ha sido deSi cada uno de nosotros estuviésemos conscientes de que la energía
liberada en cada palabra afecta no solo a quien se la dirigimos, sino también a
nosotros mismos y al mundo que nos rodea, comenzaríamos a cuidar más lo que
decimos.


Los antiguos esenios sabían de la existencia de un enorme poder
contenido en la oración, el verbo y la palabra. Los antiguos alfabetos, como el
sánscrito, el arameo y el lenguaje hebreo son fuentes de poder en sí mismos.
Los esenios utilizaron la energía que canaliza el lenguaje -la cual era la
manifestación final del pensamiento, la emoción y el sentimiento- para
manifestar en la realidad la calidad de vida que deseaban experimentar en este
mundo. En las culturas del antiguo Oriente eran utilizados los mantras, los
rezos, los cánticos y las plegarias con una intensión predeterminada como
técnicas para materializar estados internos y programar, de una forma ignorada
por nosotros en la actualidad, realidades pensadas, deseadas y afirmadas
previamente.

Los estudios realizados por físicos cuánticos comienzan a redescubrir y validar
el enorme conocimiento olvidado de antiguas culturas ancestrales. Un
conocimiento que se encuentra aún escondido y olvidado y que nos aportaría el
poder de cambiar nuestro mundo.

LAS PALABRAS PUEDEN PROGRAMAR EL ADN

La más reciente investigación científica rusa apunta a que el ADN puede ser
influido y reprogramado por palabras y frecuencias, sin seccionar ni reemplazar
genes individuales. Solo el 10% de nuestro ADN se utiliza para construir
proteínas, y este pequeño porcentaje del total que compone el ADN es el que
estudian los investigadores occidentales. El otro 90% es considerado "ADN
chatarra”. Sin embargo los investigadores rusos, convencidos de que la
naturaleza no es tonta, reunieron a lingüistas y genetistas -en un estudio sin
precedentes-, para explorar ese 90% de "ADN chatarra”.

Los resultados arrojaron conclusiones impensadas: según los estudios, nuestro
ADN no solo es el responsable de la construcción de nuestro cuerpo, sino que
también sirve como almacén de información y para la comunicación a toda escala
de la biología. Los lingüistas rusos descubrieron que el código genético,
especialmente en el aparentemente inútil 90%, sigue las mismas reglas de todos
nuestros lenguajes humanos. Compararon las reglas de sintaxis (la forma en que
se colocan juntas las palabras para formar frases y oraciones), la semántica
(el estudio del significado del lenguaje) y las reglas gramaticales básicas y
así descubrieron que los alcalinos de nuestro ADN siguen una gramática regular
y sí tienen reglas fijas, tal como nuestros idiomas.

Por lo tanto, los lenguajes humanos no aparecieron coincidentemente, sino que
son un reflejo de nuestro ADN inherente. El biofísico y biólogo molecular ruso
Pjotr Garjajev y sus colegas también exploraron el comportamiento vibratorio
del ADN. "Los cromosomas vivos funcionan como computadoras
solitónicas/holográficas usando la radiación láser del ADN endógeno”. Eso
significa que uno simplemente puede usar palabras y oraciones del lenguaje
humano para influir sobre el ADN o reprogramarlo.

Los maestros espirituales y religiosos de la antigüedad han sabido, desde hace
miles de años, que nuestro cuerpo se puede programar por medio del lenguaje,
las palabras y el pensamiento. Ahora eso se ha probado y explicado
científicamente. La sorpresa mayor fue descubrir la manera en que el 90% del
"ADN Chatarra” almacena la información. "Imaginemos una biblioteca que en lugar
de archivar miles de libros solo guarda el alfabeto común a todos los libros,
entonces, cuando uno solicita la información de un determinado libro, el
alfabeto reúne todo lo contenido en sus páginas y nos lo pone a nuestra
disposición”, aclaró Garjajev. Esto nos abre las puertas a un misterio aún
mayor: que la verdadera "biblioteca” estaría fuera de nuestros cuerpos en algún
lugar desconocido del cosmos y que el ADN estaría en comunicación permanente
con este reservorio universal de conocimiento.

LA EVIDENCIA INESPERADA

El investigador Dan Winter, que desarrollara un programa de computación para
estudiar las ondas sinusoidales que emite el corazón bajo respuestas
emocionales, en una fase de la investigación con sus colegas, Fred Wolf y
Carlos Suárez, analizó las vibraciones del lenguaje hebreo con un espectograma.
Lo que descubrieron fue que los pictogramas que representan los símbolos del
alfabeto hebreo se correspondían exactamente con la figura que conforma la
longitud de onda del sonido de cada palabra.

Es decir que la forma de cada letra era la exacta figura que formaba dicha
longitud de onda al ser vocalizada. También comprobaron que los símbolos que
conforman el alfabeto son representaciones geométricas. En el caso del alfabeto
hebreo, las 22 gráficos utilizados como letras son 22 nombres propios
originalmente usados para designar diferentes estados o estructuras de una
única energía cósmica sagrada, la cual es la esencia y semblanza de todo lo que
es. El libro del Génesis está escrito en este lenguaje. Las letras de los
antiguos alfabetos son formas estructuradas de energía vibracional que
proyectan fuerzas propias de la estructura geométrica de la creación. De esta
manera, con el lenguaje se puede tanto crear como destruir. El ser humano potencia
el poder contenido en los alfabetos al sumarle el poder de su propia intención.
Eso nos convierte en responsables directos de los procesos creacionales o
destructivos en la vida… y con tan solo ¡la palabra!

Existe una capacidad demostrada en la que la palabra puede afectar la
programación del ADN. La salud podría conservarse indefinidamente si nos
orientamos en pensamientos, sentimientos, emociones y palabras creativas y, por
sobre todo, bien intencionadas. Los estudios del Instituto Heart Math nos abren
un nuevo panorama hacia la curación, no solo de los humanos enfermos, sino
también para la sanación planetaria. El instituto cree en la existencia de lo
que ellos dieron en llamar "hipercomunicación”, una especie de red de internet
bajo la cual todos los organismos vivos estarían conectados y comunicados
permitiendo la existencia de la llamada "conciencia colectiva”. El Hearth Math
declara que si todos los seres humanos fuéramos conscientes de la existencia de
esta matriz de comunicación entre los seres vivos, y trabajáramos en la
unificación de pensamientos con objetivos mancomunados, seríamos capaces de
logros impensados, como la reversión repentina de procesos climáticos adversos.


El poder de los rezos, oraciones y peticiones, tal como nos lo han
legado los antiguos esenios -potenciado por millares de personas-, nos
otorgaría un poder que superaría al de cualquier potencia militar que quisiera
imponernos su voluntad por la fuerza.


Este poder ha sido demostrado en especies animales como los delfines,
que trabajan unificados en objetivos comunes. Los delfines utilizan patrones
geométricos de hipercomunicación, ultrasonido y resonancias que les sirven para
interactuar con las grillas energéticas del planeta. Estos animales poseen la
capacidad de producir estructuras sónicas geométricas y armónicas bajo el agua.
Podríamos afirmar que los delfines ayudan más a mantener el equilibrio
planetario de lo que lo hacen los humanos. Si Dios nos otorgó el poder,
significa que quiere que nosotros, una vez alcanzado un nivel de conciencia
determinado, ayudemos con respeto a la vida a ser co-creadores de su obra.

Brad Hunter

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