03 septiembre 2010

Psicología Transpersonal y Flores de Bach


Francis Vaughan señala en la psicología transpersonal la existencia de dos etapas, en que se armonizan los paradigmas de occidente y de oriente.
En la primera etapa se apuntala la fuerza del ego, se integran las partes que el individuo antes rechazaba, se incrementa la autoestima, la libertad, la autodeterminación, la responsablidad sobre la propia vida.
La segunda etapa, transpersonal, aborda la desidentificación. luego de lograr lo que Vaughan llama "ponernos de acuerdo con nosotros mismos", surgen las preguntas existenciales acerca del significado de la vida. En esta fase, el yo abandona la separatividad para sentirse parte del Gran Todo, que supone el descubrimiento de nuestra esencia Divina. Nos sentimos entonces, dice Vaughan, miembros universales de la especie humana, capacitados para aportar mas compasión y sabiduría a nuestras vidas cotidianas.
La terapia creada por el Dr. Bach, en su faz psicoespiritual, propugna los mismos principios. El señala la necesidad de integrar nuestras partes ocultas negadas, la "sombra", como condición ineludible para avavnzar hacia estados de conciencia mas amplios.
Fue mas allá de la proclamación de principios. Además de legarnos un sistema psicoespiritual completo, el Dr. Bach descubrió un conjunto de remedios para ayudar al ser humano a integrar su personalidad y a trascender los niveles del ego hacia estados mas sublimes, acordes a su esencia divina.
El Dr. Bach fue un iniciado, un ser de luz, profundamente esotérico, clarividente y transpersonal. Un elegido para transmitir un mensaje de amor a la humanidad. A todo aquello sumó su capacidad científica, sus dotes de investigador incansable. El logró en su propio ser y en su obra, unificar Occidente y Oriente, el gran abrazo que la ciencia está protagonizando con la mística.
El habló, permanentemente, y lo vivenció en profundidad, del Amor como la fuerza primigenia que mueve el mundo, del Amor como origen y destino de todo lo que existe.
Desde este punto de vista su sistema es sublime, curativo por excelencia. Lo que hacen los elixires de Bach es acercar el Yo superior, la esencia divina del Ser humano, a su personalidad, ese vehículo de la divinidad que lleva a cabo la tarea de aprender. La vida como un aprendizaje, principio que consagró la filosofía oriental, es uno de los pilares fundamentales de este enfoque holísitico de sanación.


El desarrollo del Amor nos hace comprender la Unidad, la verdad de que todos y cada uno de nosotros constituímos la única gran creación.
La causa de todos nuestros males está en el yo y en la separación, y desaparece en cuanto el Amor y el conocimiento de la gran Unidad se vuelve parte de nuestra naturaleza.
El universo es Dios objetivado; en su nacimiento, es Dios vuelto a nacer; hacia su fin, es Dios que ha evolucionado mas acabadamente. así ocurre con el hombre; su cuerpo es exteriorización de sí mismo, una manifestación objetiva de su naturaleza interior; es la expansión de si mismo, la materialización de las cualidades de su conciencia.
Cristo (én nuestra civilización occidental) actúa en nosotros como mediador entre nuestra personalidad y nuestra alma. su misión fue enseñarnos el modo de conseguir la armonía y la consumación con nuestro ser superior y de este modo alcanzar la perfección de acuerdo con la viluntad del gran creador de todas las cosas. esa también fue la enseñanza de Buda y de otros grandes maestros.
La verdad debe ser reconocida y el hombre debe unirse al plan infinito del amor de su creador.


La terapia floral es intrínsicamente transpersonal, de ahí la vibración, la elevación. La profundización que aportan sus remedios, promueven en el individuo el descubrimiento de su esencia divina para ser protagonista del paradigma adviniente, la dimensión espiritual que el mundo está empezando a transitar.


Martha Beatriz Carranza ( del libro: Sanarnos con flores de Bach)

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